lunes, 30 de enero de 2012

Padezco mal de amores.

Me esperaba más de la vida.
De pequeñas, más bien dicho, hace unos años, creíamos que todo iba a ser crecer y encontrarte con un millón de cosas al alcance de tu mano. Un chico apuesto, guapo, divertido..vamos tu media naranja, iba a aparecer un día en la biblioteca cuando te chocaras con él y se te calleran los libros, o cuando te sentases a su lado en el cine. Pero no nos engañemos, las películas son historias que escriben gente soñadora en una gran caja con letras, y no tienen nada que ver con la realidad.
Pensábamos que aparecería un chalet genial, grande, bonito, moldeado a nuestro gusto en frente de nuestras narices en cualquier momento, pero ahora sabemos que los palacios solo son dignos de princesas.
Creíamos que el amor era un juego inocente en el cual todos disfrutaban, todos los cuentos acababan con un felices para siempre, pero nadie nos advirtió que en realidad eran puñaladas dolorosas que un día el destino decide clavarte por la espalda.
Tal vez los príncipes azules no deban acompañar a ranas como yo, si no a doncellas de grandes y bonitos vestidos. Quizás estuve equivocada desde el principio y yo no sea la abeja reina...
Por ello si preguntan mi padecer, respondan que tengo mal de amores.

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